PROVINCIALES

A 10 años del crimen de las francesas, Bouvier insiste en la inocencia del condenado Vera

Jean-Michel Bouvier canceló el viaje a Salta que tenía previsto para el homenaje de los 10 años del brutal asesinato de su hija y su amiga

Jean-Michel Bouvier canceló el viaje a Salta que tenía previsto para el homenaje de los 10 años del brutal asesinato de su hija Cassandre y su amiga Houria Moumni. Nuevo Diario lo entrevistó en exclusiva en Francia. Abogó por la libertad de Vera e insistirá en su homenaje tentativo a las víctimas para octubre.

Por este crimen resultaron condenados a prisión perpetua Gustavo Lasi y Santos Clemente Vera. Según los datos de Jean-Michel Bouvier, el crimen ocurrió el 26 de julio de 2011.

Este 26 de julio, Bouvier hizo pública la carta abierta enviada el 2 de junio al Presidente Alberto Fernández, temática que adelantó durante la entrevista en Francia con este medio, en la que  aboga por la libertad de Vera, quien según él, "cumple todavía con una injusta condena a prisión perpetua, sin ninguna prueba científica que acredite su participación en la masacre de San Lorenzo".

Afirmó que: "Por el beneficio de la duda, Cassandre hubiera querido que Clemente Vera fuese liberado", mientras que todavía se tramita en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el recurso de queja presentado por su defensa.

Según la Justicia de Salta, oficialmente los cuerpos masacrados de las dos francesas fueron hallados el 29 de julio de 2011.

Nuevo Diario, en exclusiva, lo entrevistó en Francia, en el Salón de Té de la Mezquita de París, para que cuente, después de 10 años, los datos científicos claves que maneja en su propia investigación.

Sin novedades desde Salta

Bouvier al comienzo de la charla reveló que a principio de año tramitó, a través de la embajada de Francia, una entrevista con el gobernador Gustavo Sáenz, de la que hasta hoy no tiene ninguna respuesta. No sabe si su solicitud fue aceptada o rechazada.

También en sus declaraciones delineó las bases de la carta que ayer se difundió dirigida al presidente Alberto Fernández, con quien semanas atrás quiso encontrarse en Francia y luego en Argentina. No obstante, también tuvo que cancelar esas pretensiones por las restricciones por la pandemia y algunas complicaciones que tuvo con su salud.

Las fechas a pesar del juicio, están claras y no coinciden. Para la familia de la turista, los cuerpos se hallaron el 26 de julio de 2011.

Según la autopsia fallecieron el 21 o 22 de julio. No obstante, según el último dato rescatado de la cámara de fotos y el análisis de las pertenencias de las francesas, el 15 de julio habría ocurrido el ataque.

A pesar de todos los inconvenientes, Bouvier, un tanto enfermo, no claudica en sus objetivos y no se rinde. Quiere realizar ahora en octubre el homenaje a su hija y a Houria, al pie del monumento que recuerda su memoria, frente a una obra de un artista francés que años atrás inauguró, cuando todavía gobernaba Juan Manuel Urtubey, en el lugar donde las encontraron muertas.

Datos científicos

Para Bouvier, los avances en las investigaciones sobre genética son claves, puesto que "lo que no sabíamos hacer hace 10 años, lo sabemos hacer hoy. Es por eso que todas las sociedades tienen que cuestionar la noción de la prescripción. Hoy se ven crímenes prescriptos y dilucidados, 30 o 40 años después".

Remarcó que sobre Lasi hay un montón de pruebas que lo incriminan, como el ADN encontrado tanto por científicos argentinos como franceses, que se suman al arma encontrada, las balas, el teléfono y la cámara de Houria.

"Sobre Vera no hay una prueba científica. En el arma tampoco, sobre todo cuando se mira las condiciones en las cuales el arma, que supuestamente el habría vendido, fue descubierta", dijo.

Texto completo de la carta de Bouvier al Presidente

Al señor

Alberto FERNÁNDEZ,

Presidente de la Nación Argentina

Soy el padre de Cassandre BOUVIER, una de las dos víctimas, junto con Houria MOUMNI, del crimen de las turistas francesas, ocurrido en la Provincia de Salta en julio de 2011.

Más que una hija, he perdido a una cómplice intelectual. Desde aquel sábado del 30 de julio de 2011 -la fecha siniestra en la que me enteré de su asesinato- vivo condenado, a perpetuidad, al sufrimiento, a las lágrimas, a la desesperanza, a la depresión...

Solo la gracia de los niños pequeños o el conocimiento de la noticia de una injusticia reparada en alguna parte del mundo, consiguen secar mis lágrimas por un instante.

Cassandre era un alma bella. Mejor que yo -que soy evidentemente parcial- sus amigos(as) han encontrado las palabras adecuadas para describirla. 

De entre ellas he elegido aquellas que resonarán en usted ya que se encuentran en el corazón de su misión:

Ella amaba la tolerancia, la libertad de pensar y de actuar con respeto hacia los demás.

Ella detestaba la injusticia y sus consecuencias: la pobreza, la marginación, la exclusión.

Amaba buscar aquello que permitiera a las personas desfavorecidas superar su condición.

Le gustaba ser solidaria con todos los que sufrían y hacer cosas por y para ellos.

Amaba descubrir la vida de las personas, su cultura y defender esta diversidad...

La muerte de Cassandre y Houria es una injusticia que todavía espera ser reparada. Su memoria exige esta reparación. La Argentina que amaban está en deuda con ellas.

Desde 2011 viajo regularmente a Buenos Aires y a Salta para exhortar a las autoridades nacionales y provinciales a la transparencia de los hechos y a la exhaustividad de las investigaciones. 

Asistí al juicio oral en 2014. Hasta mi muerte voy a rendir homenaje a los tres jueces que emitieron un veredicto justo fundado exclusivamente en la presencia o ausencia de evidencias científicas incontestables. 

Ellos también han sacado a la luz las manipulaciones policiales contra los acusados y el recurso sistemático a métodos de interrogatorio (torturas físicas y psicológicas) indignos de un Estado de Derecho y contrarios a los Derechos Humanos.

A pesar de mi edad, del progresivo deterioro de mi salud y de los obstáculos a los desplazamientos que ha erigido la pandemia de la Covid-19, no renunciaré jamás a pedir a las autoridades argentinas que investiguen seriamente los hechos para que la verdad de lo que realmente ocurrió sea por fin conocida y que todos los responsables de los crímenes y sus cómplices (cualquiera sea su rango social) sean juzgados conforme lo prescriben las leyes.

Francia ha hecho justicia a la Argentina al extraditar a Mario SANDOVAL. Argentina debe ahora hacer justicia a Francia dilucidando las condiciones reales de las ejecuciones de Cassandre y Houria. Argentina también debe corregir la injusta suerte de dos de sus propios ciudadanos. 

Daniel VILTE, total y justamente absuelto de los crímenes de Cassandre y Houria, debe ser indemnizado por el daño sufrido por una pena de prisión de casi 3 años por nada. 

Clemente VERA, absuelto en primera instancia y puesto en libertad, fue reencarcelado a pesar de que no se han presentado ninguna prueba científica incontestable en su contra.

Los ADN no identificados que fueron descubiertos por los peritos franceses, y que no fueron agregados juntos a su investigación por un juez de instrucción parcial, deben servir para la confección de retratos robot. 

Ellos permitirán reorientar la investigación. Las muestras de ADN no estudiadas, que fueron extraviadas por el Poder Judicial de Salta y luego reencontradas recientemente en una de sus cajas fuertes, deben ser sometidas sin demora a un doble peritaje (argentino y francés).

Aceptar sin reservas las sentencias del Poder Judicial de Salta pronunciadas en perjuicio de Clemente VERA sería una afrenta contra el derecho fundamental a un juicio justo. Negarse a reanudar las investigaciones para conocer toda la verdad sería:

  • Por un lado, insultar la memoria de las dos víctimas y despreciar a sus familias
  • Por otro lado,  ofender a la Justicia internacional.

Espero con impaciencia la decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Este tribunal no puede convalidar las deficiencias y debilidades de los procedimientos policiales y judiciales de la Provincia de Salta. Legitimarlos constituiría una denegación de justicia. Sería como destilar el veneno del resentimiento en el corazón de las mujeres de todo el mundo y principalmente de las mujeres argentinas.

Privar de libertad a un hombre sobre el que no pesa ningún cargo fundamentado es un dolor adicional para mí. La duda siempre debe beneficiar al acusado. 

En nombre de este principio, Cassandre hubiera querido que Clemente VERA fuese liberado.

Muy respetuosamente,

Jean-Michel BOUVIER.

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