PROVINCIALES

UNA DENUNCIA DESNUDÓ INTERNAS EN LA IGLESIA Y NUEVOS CASOS

El cura Aguilera denunció a dos hermanos por extorsión y falsa denuncia eclesiástica.

Un nuevo capítulo, con ramificaciones, se abre en Salta por los supuestos abusos sexuales de sacerdotes. El cura José Carlos Aguilera denunció a dos hermanos por falsa denuncia, extorsión y coacción. Las acusaciones surgen del proceso eclesiástico, ya que se desarrolla un juicio por abuso sexual contra el cura.

Los hermanos figuran entre los cinco denunciantes en el fuero canónico. Ellos no acompañaron las denuncias que se asentaron en el fuero penal. En esta instancia, por cierto, la Corte de Justicia debe decidir si confirma la prescripción que dictó el juez Adolfo Figueroa, (quien ya benefició al cura Rosa Torino).

El máximo tribunal en Salta también tiene en sus manos la prescripción del caso del cura Emilio Lamas, quien a partir de los testimonios que surgen de esta denuncia es acusado de nuevos abusos sexuales.

Lo que comenzó con una denuncia por extorsión develó la interna que existe entre los sacerdotes que fueron sentados en el banquillo por denuncias de abuso y los curas que imparten la justicia eclesiástica. Esto, además, puede empujar a los denunciantes, quienes se habían mantenido en el fuero eclesiástico por no querer "exponerse" en la Justicia ordinaria, a dar testimonios que podrían devenir en nuevas denuncias de abuso sexual contra los sacerdotes.

La denuncia de Aguilera

El 3 de abril, el cura Aguilera, junto al abogado que lo asesoró en las denuncias por abuso sexual, Juan Casabella Dávalos, asentó la denuncia en la Comisaría Séptima. Allí afirmó que dos hermanos de Rosario de Lerma le pidieron 500 mil pesos para desmentir las denuncias que radicaron en el fuero eclesiástico.

El cura expuso que se cruzó el 15 de enero con uno de los hermanos en la calle. Aseveró que éste lo abrazó, le pidió disculpas y que le aseguró que se había sentido "inducido por los curas Loyola Pinto y de Sancristóval, José María Lix Klet y Alejandro Pezet, gente de fundaciones y el Bafle Montaldi". Este último es familiar de uno de los denunciantes del cura. De allí, consignó el cura, el hombre le tomó su número telefónico y quedaron en conversar para "solucionar lo hecho".

Desde aquel momento intervino, según testificó el religioso, su abogado, Casabella, quien habría mantenido conversaciones con uno de los hermanos. El abogado interpuso una férrea defensa y puso a disposición su teléfono e incluso el de su mujer como prueba de los diálogos en los que se demostraría la extorsión para recibir el dinero y no denunciar penalmente al cura.

Con esta nueva denuncia el sacerdote Aguilera pasaría de ser "victimario", a "víctima".

Los hermanos, representados por el abogado Gerardo Romero, desmintieron la acusación. Uno de los hermanos reconoció que sí se tentó con recibir un resarcimiento económico, y que lo expuso durante el juicio canónico, pero los términos de la oferta lo hizo desistir. Indicó que Casabella le puso la condición de que junto a su hermano desmintieran la acusación eclesiástica y apuntaran contra los sacerdotes del Tribunal por haberlos "incitado". También argumentó su rechazo en que quería evitar problemas con su hermano, quien automáticamente habría rechazado la oferta.

Los hermanos fueron más allá, contra el abogado Casabella Dávalos, y lo acusaron de acosos y amenazas. Señalaron que intentó contactarlos por todos los medios: "Llamaba insistentemente a mi trabajo y los rechazos constantes despertaron dudas entre mis compañeros y decidí atenderlo", indicó el hermano que reconoció haberse visto "tentado". Indicaron además que ante el rechazo de la oferta, el reconocido abogado los amenazó de que accionarían con una denuncia por extorsión. "Que es lo que finalmente sucedió", advirtieron.

Denuncias de abusos

Del testimonio de los hermanos surgen además relatos de abuso sexual, que aseguran haber sufrido de parte del cura Aguilera al principio de los noventa. Relataron haberlo conocido cuando eran adolescentes, cuando fue invitado a la parroquia de Rosario de Lerma por el cura Emilio Lamas.

Uno de ellos aseguró haber sido abusado por Aguilera en cinco oportunidades, cuando viajaban a verlo junto con el cura Lamas a Metán y Campo Santo. Expuso otros tres supuestos abusos en la casa parroquial de Campo Santo, otro en una ruta, y otro en una casa del barrio "Santa Ana o Tribuno". "Para algunos encuentros Aguilera llamaba a la casa de su madre, que era una activa colaboradora de la parroquia, diciendo que lo pasaría a buscar", contó el hombre. Su hermano, por su parte, asentó un abuso también en Campo Santo y otro en la ruta que une Quijano con Rosario de Lerma.

Los abusos relatados de parte de los hermanos llegan por primera vez a la Justicia ordinaria. Sin embargo, hasta el momento no asentaron denuncia penal y los relatos forman parte de la defensa en la denuncia por amenazas.

Interviene el fiscal penal 1 de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, Sergio Federico Obeid, quien tiene a su cargo el caso Lamas. El sacerdote Emilio Lamas se encuentra con prisión domiciliaria y su caso también espera ser definido por la Corte.

El nexo con el caso Lamas

Uno de los dos hermanos denunciados por extorsión y falsa denuncia eclesiástica contó que no solo habría sido abusado por el cura Aguilera, sino también por el cura Emilio Lamas. Esto podría abrir una investigación sobre una posible connivencia entre los religiosos en el caso de que los hermanos decidan sumarse a las denuncias penales por abuso sexual. En su oportunidad, Lamas también apuntó contra el juez vicario Loyola Pinto y de Sancristóval, y lo acusó de haberlo presionado para que firmara su autoinculpamiento, acusaciones a las que se sumó ahora el cura Aguilera.

El juez vicario se defiende

“Yo, Loyola Pinto y de Sancristóval, juez vicario de la Iglesia, niego la denuncia descabellada, inoportuna, falsa, mendaz. Suena a chicana. Es un elemento de distracción, y lo más grave de todo es la revictimización de los dos denunciantes, que no solo sufrieron abuso, sino que ahora los denuncian por extorsión, convirtiéndolos en nuevas víctimas. El tenor de la denuncia es bastante agraviante. Estoy perplejo, no entiendo nada”, aseguró el cura.
Loyola defendió a los hermanos: “Cuando presentaron la denuncia dijeron que no les importaba el dinero. Al último del proceso, uno que está en una situación económica delicada, dijo que le interesaba el resarcimiento económico”. Al mismo tiempo aseguró haber visto las conversaciones entre los hermanos y el abogado Casabella Dávalos. “El los contactó, es llamativo”, deslizó el sacerdote que aseguró que “esto no nos amedrenta, seguiremos adelante hasta las últimas consecuencias”. Mientras se espera la definición de la Corte, el juicio contra Lamas se pospuso por el aislamiento social. Aunque hay una fuerte campaña en redes sociales con el hashtag #QueNoPrescriba.

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