A menos de seis meses de gestión, el intendente Jorge Enrique Prado, quien resaltó en las últimas elecciones de 2019 por ser el jefe comunal más joven, con 31 años, se encuentra en la antesala de ser el primer intendente electo en ser imputado por fraude.

Prado, un ingeniero en recursos naturales y medio ambiente, especialista en temas de seguridad y docente en su pueblo, surgió de la planta de funcionarios del ex intendente, Alfredo Darouiche.

Este joven intendente, en nombre del Partido de la Victoria, superó por 111 votos a Juan Carlos Alcoba, actual presidente del Concejo Deliberante y ex intendente de Aguaray durante 12 años.

Tras reuniones con las principales autoridades, tanto a nivel provincial como nacional, Prado pasó desapercibido hasta febrero pasado, cuando se desató un escándalo que se gestó en departamento ejecutivo de la municipalidad de Aguaray, desde donde comenzaron a desaparecer una tracalada de caños que habían sido adquiridos con fondos nacionales para la construcción del Gasoducto Nea, el cual por litigios entre la empresa contratada y el ente nacional que controla la obra, quedó inconclusa.

Una denuncia de un empleado de dicha empresa, Vertúa S.A., activó la actuación de la Fiscalía Federal de Orán, la cual solicitó al juez federal de Garantías de Orán, Gustavo Montoya, las medidas para recuperar los caños, lo que desató el escándalo, del cual Prado intentó cubrirse con una resolución interna en la que aseguraba que los caños dañaban el ambiente y, por ello, realizó un acuerdo con una empresa mendocina, OSIPSA, para que se lleve los caños, con lo cual creyó que todo quedaría resuelto, sin embargo, en su afán por aclarar, todo se obscureció más.

Allanamientos

Dado que los caños robados  no era unos cuantos sino cientos, los allanamientos en busca de la documentación que respaldaba los dichos del intendente comenzaron a llegar a las oficinas del municipio, circunstancias en que Prado, en otra arremetida mediática, salió al cruce y dio a entender que La Cámpora estaba detrás de todo e incluso implicó a Juan Cabandié, ministro de Ambiente de la Nación.

La respuesta del funcionario fue letal, pues llevó a Prado al silencio.