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SOBRE EL BALANCE ELECTORAL DE DEL PLÁ Y LÓPEZ: RESPUESTA A LOS CIEGOS

Por Julio Quintana

Pablo López y Claudio Del Plá han escrito en Prensa Obrera dos artículos de balance de las elecciones provinciales salteñas, en donde no tuvieron mejor idea que presentar la peor elección de la izquierda salteña en los últimos ocho años, como un triunfo “categórico”.

Mientras para la masa de la población y la opinión pública es inocultable este nuevo retroceso, López y Del Plá no se ruborizan en ocultar que apenas obtuvieron un 1,7% de los votos emitidos para gobernador, aliados además al PTS, por lo que esta sería su peor elección en al menos los últimos 20 años. Ya en nuestro primer balance expusimos que la suma de los votos obtenidos por las tres listas del FIT-U en estas internas del domingo pasado comportaba un retroceso del 56,7% con respecto a las PASO del 2015 en la categoría de gobernador; y un retroceso del 34,64% con respecto a las del 2017 para la categoría de diputado nacional.

El retroceso electoral del PO y del FIT-U, se da en el marco de una enorme crisis de régimen provincial y nacional y una tendencia cada vez más clara de lucha y rebelión de los trabajadores, pasando por la rebelión de los estatales de Chubut a las poderosas huelgas autoconvocadas de los docentes salteños. Claudio Del Plá y Pablo López fueron, como militantes del Partido Obrero salteño, exponentes políticos de enormes luchas obreras y populares contra el régimen político capitalista salteño y bajo ese rol consiguieron importantes resultados electorales, tanto en momento de crisis agudas y rebeliones como en momento de reflujos relativos y derrotas de fuertes luchas. Si no fuera por la militancia del PO salteño que rechazó sus actuales conductas y ceguera; y los enfrentó públicamente a través de estas internas, su desbarranque político bien podría ser entendido como el fracaso de la experiencia del PO. 

Operativo de ocultamiento

Para mejor entender la situación, recordemos que este dúo sometió a internas al FIT-U en Salta, con el propósito autoproclamatorio y faccional de ser ellos quienes encabecen lista cuando la militancia del PO salteño eligió a otros candidatos y no a ellos. López y Del Plá argumentaron ser los referentes indiscutidos de la izquierda y que encabezar con otros compañeros sería “rifar” al FIT-U. Estos resultados consagran una bancarrota en el terreno en el que ellos se creían imbatibles. Su balance busca ocultar entre otras cosas, la gravedad de su política de ruptura del PO salteño por cuenta y orden de un comité nacional que ha expulsado más de mil compañeros en todo el país por reclamar su derecho a fracción garantizado por estatuto, para dejar en claro sus divergencias contra lo que ya se expresaba como una deriva electoralista y de aparato.

En otro acto de ocultamiento, vuelven a echar mano al latiguillo de la polarización y el bloqueo de las masas por parte de la burocracia sindical, en una elección en donde los dos primeros candidatos patronales a gobernador suman el 66% de los votos emitidos y después de que la docencia salteña se autoconvocara no una sino dos veces durante el año. Del Plá y López prefieren echarle la culpa a las masas que reconocer sus propios errores en orientación y método. El retroceso sistemático en cantidad de militantes del PO salteño desde 2015 nunca fue debidamente abordado y reforzó en ellos una tendencia al reemplazo de la construcción de un partido de la clase obrera por la acción parlamentaria tomada en sí misma. Esta peligrosa tendencia se exacerbó ante las críticas de la mayoría de los militantes del partido, pegó un salto con la ruptura del PO que ellos promovieron y hoy se cristaliza en su atornillamiento a candidaturas y cargos partidarios que históricamente fueron electos por la base.

Contra el régimen y sus mecanismos de cooptación

En su afán justificacionista, Del Plá y López gimotean que el PO salteño se dedicó a atacarlos “en vez de atacar al régimen oligárquico”. Todo lo contrario, nuestra delimitación de este régimen oligárquico y sus candidatos, fue tan incisiva que planteamos su revocatoria por una asamblea constituyente y el gobierno de trabajadores. Pero además, en esta delimitación y denuncia del régimen fuimos capaces de denunciar su mecanismos de cooptación del Estado que han hecho mella en Del Plá, López y Foffani. Su renuncia al partido y su apoyatura en el aparato del PTS, para enfrentar al PO, no los diferencia en nada de un carrerista burgués que se arma otro sello o cambia de partido para seguir atornillado candidato o parlamentario. Desde esta crítica socialista reivindicamos la elección de nuestros candidatos por la base y la rotación de los cargos como expresión del tipo de régimen político por el que peleamos los socialistas. No puede haber un gobierno de trabajadores con gobernantes autodesignados y fuera del control de la clase obrera.
Mientras los partidos del régimen se disgregan y están cada vez más desacreditados, el mayor daño que se le puede hacer a la conciencia política de las masas es disolver las fronteras perceptibles para los trabajadores entre un partido y un candidato burgués y un partido obrero y un militante socialista. Del Plá y López ya se olvidaron que según nuestra tradición política, el principal problema que afronta la clase obrera y la humanidad es su crisis de dirección. Su queja contra la nueva fuerza que se ha desarrollado en el PO ante su defección es otro síntoma de anquilosamiento parlamentarista.

Disparen contra Altamira

Demostrando su falta de creatividad, Del Plá y López copian a la fracción oficial del PO cuando descargan sus ataques y acusaciones sobre Jorge Altamira, contra el cual dicen haberse rebelado; una pérfida forma de llamar a lo que fue su expulsión junto con otros mil cien compañeros del PO. Esta vez lo acusan de haber sido atacados por él y de haber expuesto a Pitrola en su negativa a llamar a luchar por el fin del gobierno de Macri, en nombre de que esto le haría el juego a Alberto Fernández, cuando fue el mismo Pitrola quien se cansó de explicar en los medios que esa es su divergencia con Altamira y la Tendencia del PO. Estas acusaciones contra Altamira reflejan el rencor de los desenmascarados por ser expuestos en su  degeneración política tendencial de cara a las masas.

Liquidacionismo electorero

Ya embarcados en su faena tergiversadora, Del Plá y López festejan que 5 de las 9 listas a concejales del PO salteño hayan quedado a centésimas de pasar el piso proscriptivo de la PASO que alguna vez denunciaron. Esto, claro, para intentar demostrar que nuestra política “fracasó” y desmoralizó a los trabajadores. Se olvidan al pasar que su lista “Unidad” solo presentó candidatos municipales en 3 municipios y sólo pasó este piso proscriptivo en capital, donde aún está lejos de otro piso proscriptivo, esta vez del 5% de los votos emitidos, para entrar al concejo capitalino. Este retroceso de ningún modo es festejado por el PO, ya que además del boicot de López, Del Plá y cía jugó en contra “las complicaciones que impuso la enorme diáspora de listas a la pantalla del voto electrónico”, tal como denunciaron Violeta Gil y Gabriela en su primer balance. Al MST, quien presentaba listas en capital y en Güemes, le pasó lo mismo en este último municipio en las categorías de intendente y concejal.

Sin embargo, el electoralismo más ramplón lo expone Del Plá cuando afirma ante nuestras críticas que “sucede que muchas veces una política más oportunista, si fuera el caso, puede haber redundado en más votos, no menos.” ¿Qué Tal? Resulta que ahora su retroceso es la expresión de la defensa de una posición de principios ¿Pensará lo mismo de Isa, Martín Grande, el “Chico malo” Valenzuela o de otros carreristas burgueses que se han desplomado en esta elección? Pero si con esa sentencia el asombro era completo, Del Plá redobla la apuesta y afirma que “Altamira y su grupo” tenía en esta elección la oportunidad de mostrar que “el potencial de las recetas que repite todos los días, podían ser una “salvación” para la izquierda que iría a un derrumbe por no escuchar su orientación.” Es que el electoralista que reduce su accionar a la junta de votos cada vez que la clase dominante lo permite, considera una estrategia política revolucionaria como un instrumento válido solo si le permite mejor acumular votos y bancas. Como dice el dicho, “el pez por la boca muere” y también se pudre por la cabeza.

Estafando a extraños y a propios

Sólo al final del artículo de Del Plá se deja ver que la función de su escrito, al igual que el de Pablo López, en realidad es la de embaucar principalmente a los suyos. Bajo el relato de que su campaña electoral fue de menor a mayor, intenta venderles una “reconstrucción del PO” y que la campaña del PO salteño fue de mayor a menor sin poder “entusiasmar a nadie”. Para eso arma una suerte de ranking de participación en luchas y movilizaciones cuya presentación que se desmiente sólo con entrar a las páginas de Facebook oficiales del PO salteño y a la vieja página oficial del PO, usurpada por Del Plá y cía. Lo mismo sucede con los actos de cierre en tanto afirman que nuestro acto en capital fue menor en cantidad de asistentes al de ellos.

Pero hay un detalle más, mientras que los compañeros del PO salteño saludamos a viva voz a los militantes de otras regionales que vinieron voluntariamente a reforzar nuestra campaña electoral, ellos ocultan que la mentada reconstrucción no es más que la ficción lograda por una veintena de militantes del oficialismo del PO que vinieron a reemplazar la militancia que Del Plá y López abandonaron al renunciar al PO salteño. El círculo en Mosconi es en realidad una familia de militantes que decidieron romper junto con ellos hace ya tres meses; y su avance en Joaquín V. González y Güemes son apenas nuevos reagrupamientos del Polo Obrero.

El falso relato de la “reconstrucción” es un intento de usurpación política del PO salteño por parte de quienes se creen sus dueños por ser su referencia pública de los últimos años y que hoy han abandonado sus filas. No se puede reconstruir lo que uno mismo rompe para evitar un debate político y mejor atornillarse como referentes indiscutidos, al mejor estilo de la burocracia sindical y los políticos arribistas de la burguesía.

Las elecciones y la crisis de la izquierda

Tanto López como Del Plá finalizan sus artículos llamando a reforzar la lucha por la defensa y conquistas de bancas en el concejo de capital y la cámara de diputados bajo su argumento favorito: la lucha electoral resume la lucha por la separación política de los trabajadores de la influencia de los partidos patronales y las bancas refuerzan las luchas de los trabajadores. Se ve que el dúo  no aprendió nada de su propia experiencia militante y electoral: sin el desarrollo de una influencia real, organizada, en el seno de la clase obrera y su vanguardia, el desarrollo electoral del PO y de cualquier otro partido es, en el mejor de los casos, una base para ese desarrollo. Es más, el avance en la construcción de un partido de la clase obrera, se reflejaría, en un momento determinado, en la conquista de sindicatos, centros estudiantes, vecinales y bancadas legislativas, pero además abriría la posibilidad concreta de disputar el poder político con sus propios métodos políticos y de clase. El desprecio por la construcción política militante que evidenció la decisión de Del Plá y López de romper con la abrumadora mayoría de sus militantes y el peso que ellos mismos le otorgan a su rol de referentes públicos que permite conseguir votos, refleja hasta qué punto han abandonado en los hechos la concepción estratégica de la construcción de un partido de la clase obrera para que esta luche por su propio poder.

En este marco, la restitución de una agitación y propaganda obrera y socialista de cara a las masas que realizó el PO salteño durante esta campaña electoral, con Violeta Gil y Gabriela Jorge a la cabeza, es un punto de apoyo granítico para revertir el enorme cuadro de crisis de la izquierda y el PO salteño. Reforzaremos esta perspectiva interviniendo con todo en la próxima etapa de la lucha de clases y en las próximas elecciones generales nacionales  y provinciales.

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